
¿Cuántas veces nos hemos encontrado en una situación similar?.
En donde lanzarnos a lo desconocido suena a locura y preferimos aferrarnos a lo que ya conocemos o sabemos hacer. Cuantas veces nuestros miedos nos detienen y no nos permiten experimentar de ese gran mundo de oportunidades que se encuentra disponible cuando pensamos fuera de la caja.
Empezamos a vernos a nosotros mismos y decimos: No puedo, no lo logare, no sirvo para esto, o nos vienen ideas como jamás podré, no soy bueno, no soy inteligente. Nos derrotamos antes de empezar. La batalla empieza en la mente, es aquí donde realmente vencerás o serás vencido.
El miedo invade de tal manera que cuando deseas hacer algo no puedes. Este sentimiento es normal y es saludable hasta cierto punto, ya que nos permite mantener un balance y evitar que tomemos riesgos sin evaluar el entorno. ¿Pero que ocurre cuando el miedo nos domina?. Les cuento esta historia.
Hace casi 3 años tome la decisión de cambiar de empresa, yo contaba con 16 años de laborar en este lugar. Entonces una noche alrededor de las 7:00 recibo una llamada telefónica para una entrevista de trabajo, la cual a simple vista solo era un cambio de sitio por que la posición era la misma.
Me hice las mismas preguntas y el miedo me paralizo, y empecé a consultar con tantas personas, y muchas decían 16 años es una locura como puedes hacer algo así quédate donde estas, no te arriesgues, no lo vale, ¿por que vas hacer eso?, luego te quejaras algunos me dijeron, y otros murmuraron no lo lograra no esta listo para ese reto. Lo más irónico es que estaba orando tanto a Dios por un cambio en mi entorno, lo necesitaba.
Finalmente asistí a la entrevista y recibí un ofrecimiento formal el cual a nivel monetario mis miedos me decian , esto no es algo por la cual te arriesgas después de 16 años. Recuerdo que me senté con una persona y le conté que me ocurría y esta persona me hizo estas preguntas:
¿Si la empresa a la cual vas a renunciar te dice ok. te vamos a dar todo tu dinero como si fuese un mutuo acuerdo renuncias? Le dije Sí.
¿Sí la nueva empresa que desea contratarte firma un acuerdo en donde te garantizan que no pueden despedirte en 5 años aceptarías la oferta laboral? Le dije: Sí.
Su respuesta fue sorprendente: «Entonces tu necesitas la aprobación del hombre y no las promesas de Dios».
En ese momento pensé: ¡Es tan cierto! ¿Cómo no fui a la primera fuente? A la cual debemos ir para cada decisión que necesitamos tomar. Había orado por un cambio total en mi entorno, pero vi las circunstancias vi las objeciones y no veía la oportunidad.
Gracias a esa respuesta pude ver el panorama claro y hoy puedo garantizarles que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Ha sido un crecimiento increíble a nivel personal, profesional, relacional, he tenido la oportunidad de conocer un grupo de personas maravillosa y sobretodo a depender más de Dios, ha sido enriquecedor. Con honestidad les digo no importa que pueda ocurrir, o que tanto tiempo pueda estar en esta empresa, no me arrepiento por que se Dios tiene todo bajo control.
Cuantas veces nos perdemos de lo que Dios tiene para nosotros, por lo que tanto hemos orado, él lo coloca ahí delante de nuestros ojos y decimos no esto no puede ser así. El miedo nos paraliza nos hace ver al lobo más grande de lo que es, nos nubla la vista y nos impide dar pasos de fe.
El amor perfecto hecha afuera el temor. Dios te dice: «mira que te mando a que te esfuerces y seas valiente no temas ni desmayes». Dios estará contigo donde quiera que vayas. Solo debes poner todos tus deseos delante de él y esperar en él. Dios conoce lo mejor para cada uno de nosotros. Nunca llega tarde él tiene un propósito eterno en todo lo que hace.
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