«Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser». –Goethe
Todos los días un conjunto de historias corren por nuestras mentes y estas pueden influenciar la manera en la cual nosotros vemos o tratamos a las personas. Hacemos un filtro dependiendo de nuestras experiencias y es lo que en muchas ocasiones utilizamos para etiquetar a otros. Creo que ninguno de nosotros se escapa de hacer esto; ya sea que lo hagamos de manera consciente o inconsciente.
Hace algunos días tuve la oportunidad de sostener una muy interesante conversación con un amigo de infancia al que le llamamos “Mello Malo” así lo diferenciábamos de su hermano. Estoy seguro que esto lo hemos hecho ya sea por molestar o por seguir la corriente; si me preguntas la razón del apodo no sabría decirte, solo sé que por alguna razón así lo hemos llamado.
Sin embargo, lo que más cautivo mi atención en la conversación, fue el saber que ese apodo le causaba dolor. Lo que para algunos de nosotros era solo un “vacilón inocente” para él se convertía en una marca personal, en una forma de comportamiento. Desde ese instante prometí siempre llamarlo por su nombre real, Rolando.
Ese día más que nunca aprendí una gran lección y es que mucho podemos afectar a otros con este tipo de acciones, comprendí que existen cosas como estas que no son tan inocentes y que nos pueden dañar de maneras muy profundas. Fue como verme al espejo y recordar las veces que también me vi afectado de la misma forma.
Si crees que las etiquetas no influyen en el comportamiento de una persona te hago una pregunta. ¿Qué hubiese ocurrido si la madre de Thomas Edison le hubiese dicho lo que realmente mencionaba la carta? «Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.»
Sin embargo, esto fue lo que ella le indicó a su hijo. Ella leyó: «Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarlo, por favor enséñele usted». Creo que de haberle mencionado lo que la nota realmente decía, no hubiésemos tenido la oportunidad de experimentar toda su genialidad, ya que probablemente hubiese hecho de lo escrito una realidad, confinado a las opiniones de otras personas pero no a su verdadera identidad.
En una parte de las frases más celebres de la Madre Teresa, ella menciona lo siguiente: “La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino más bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos”. Esto es lo que hacemos cuando etiquetamos a una persona, las condicionamos a que solo eso son eso que creemos y que muy difícilmente pueden aspirar a ser algo más. Lamentablemente cuando etiquetamos a las personas, nuestra tendencia es a no verlas como una posibilidad.
La invitación que te hago con este artículo es que te desconectes del piloto automático y de lo que dicen los demás. Te invito a que no saltes a conclusiones que ciertamente llevan tu filtro de experiencias. A que revises que tipo de observador eres de los demás, a que seas intencional en no juzgar. A que te preguntes ¿Qué realmente esa persona esta buscando con sus acciones?. A que muestres compasión y a que en todo momento trates de proveer un gesto de amabilidad.
Se que estos puntos para todos representa un gran reto, pero es una oportunidad para no olvidar que cada ser humano está lleno de historias, de aventuras, de ganancias, fracasos, errores y virtudes. Cada persona tiene una historia que no conoces y que ciertamente si te das la oportunidad de conocer, tu vida puede ser trasformada. Luego de esa conversación con Rolando ciertamente la mía lo fue.